martes, 26 de marzo de 2013

Tiempo

 El futuro se ve lejano, inalcanzable. Y lo es, hasta el momento en el que llega. Somos prisioneros de él, o acaso se puede escapar de crecer, de cambiar? Y si se toma en cuenta la posible existencia del destino, las ganas de moverse se anulan.
 El pasado se ve con nostalgia, quizá hasta con tristeza, por el afán de volver a vivir esos momentos que tanto goce nos dieron. También cautivos somos de aquel. Por más que el inconsciente intenta desesperadamente evitar nuestro suicidio, no podemos tirar al olvido muchas de las cosas que hoy nos provocan dolor.
 Y el presente, bueno... ¿Esperanza quizá? Es el ahora, es nuestro tiempo. Es la oportunidad de hacer un quiebre en ciertos aspectos de la existencia que nos permiten así vivir mejor. Estamos obligados a elegir, si seguir viviendo de esta manera o cambiar, si estudiar, si trabajar, si abandonarse a la nada, son muchas las opciones, y el arrepentimiento asoma su triste silueta por encima del hombro...
 Concluyendo, creo que la mejor manera de progresar en la vida y como persona, es avanzar con el pasado a espaldas, el presente en los pies y el futuro en las manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario